domingo, 29 de mayo de 2011

29 de mayo













me encuentra
este aniersario
de mi risa y mis pasos
temblorosa
ante esa encrucijada:
seguir andando
con mi curiosa mirada
este pelo y esta boca
-la espalda airosa-
las horas de mi historia
el amor a deshora
la voz de mis hijos
ese árbol de caramelos
el nido de mis lunas
el abrazo inmensurable
de todos mis amigos
o de un zarpazo
matar a la esperanza 
por traidora.

no seré yo quien elija.
será el destino.


imagen: carolinajaramillo.com

lunes, 9 de mayo de 2011

tiempos








válgame la luz del otoño
bañando tus pestañas
la perfecta tibieza
de tu abrazo
la cadencia de tu paso
que recibe mi suspiro
cuando vuelvo.

válgame el cuenco
de la sensualidad que nos habita
la luna que recreamos
los respiros abrazados
la sonriente pereza
que nos deja la tibia saciedad
al resguardo de los besos.

válgame el camino
la historia de este amor
nuestras voces susurradas
mi alma siempre en vilo
y la rutina desarmada
en los relojes.

válgame la gracia
a mi amordazado calendario
a tu desbocada osadía.

el deseo concedido.

martes, 3 de mayo de 2011

aplausos y abrazos para él

La cita



Otra vez la estación es el punto de encuentro. Ligeros de equipaje, venimos de ciudades lejanas en el mapa. Mas qué importa la distancia, si los trenes nos unen sin contar los kilómetros. El taxi hasta el hotel acelera latidos. Concretamos la cita en una habitación recién abandonada por otros amantes furtivos que olvidaron un grillo dorado junto a la caja vacía de Dúrex, dos billetes de Air France con fechas caducadas y el olor del amor recién diseminado.
Pero el mar está allí, esperando la luna, con su oleaje cómplice en la pleamar nocturna, mientras suena en el bar un piano sugerente. Hasta la habitación fluye la melodía, como un eco lejano. La tamizada luz penetra en la penumbra de una noche incipiente, de estrellas presentidas que acucian el deseo mientras nos desvestimos. Dibujo con mis dedos en tu espalda desnuda palabras nerudianas con la lenta destreza con que Eric Clapton mima su Blackie Stratocaster. Y tú adivinas siempre mis mensajes cifrados que recorren tus venas con un clamor de fuego. La noche nos ofrece los frutos que la sangre riega en nuestros sentidos y apuramos sus jugos con la sed del desierto.
Las olas del Atlántico rompen contra las sábanas y nos despierta el sol.
 
 
publicado por Miguel Cobo en el bello blog barra libre